La coma
Tiene tres usos principales:
1) Separar elementos análogos de una serie (sean palabras,
frases u oraciones)
Ejemplos:
Ufano, alegre, altivo, enamorado.
Ni él lo cree, ni yo lo creo, ni nadie
lo cree.
2) Separar elementos que tienen carácter opcional dentro de
la oración. Explicaciones añadidas puestas entre comas -que pueden ser frases,
palabras u oraciones-, que al ser eliminadas no alteran el sentido de la
oración.
Ejemplos:
Buenos Aires, la capital, es una ciudad populosa. (podría quedar: “Buenos
Aires es una ciudad populosa”)
El, entonces, se detuvo. (“El se detuvo”)
Yo, si me lo proponen, lo acepto. (“Yo lo acepto”)
3) Después del vocativo va siempre coma. Usamos el vocativo para indicarle a
alguien que nos referimos a él cuando hablamos.
Ejemplos:
Marcelo, ¿sabés qué
hora es?
Juan, andá a hacer las compras
¿No me escuchás, Marcela, cuando te hablo?
¡No me grites, Oscar!
De este modo, no es lo mismo decir: Juan entra enseguida (aquí
afirmamos que Juan entra), que decir: Juan, entra enseguida (aquí estamos
ordenando o pidiendo a Juan que entre).
Otro usos de la coma
a) Es interesante aclarar el uso de los
términos explicativo y determinativo. No es lo mismo escribir: “El piloto mareado
no pudo dominar el avión”, que “El piloto, mareado, no pudo dominar el avión”.
En el primer caso determinamos cuál de los pilotos era (era el piloto mareado).
En el segundo caso explicamos, con un inciso entre comas, que el piloto no pudo
dominar el avión porque estaba mareado.
Lo mismo puede decirse de una oración, según sea subordinada explicativa o
determinativa. En el primer caso -oración incidental- irá entre comas. En el
segundo, no.
Ejemplo:
Los niños, que estaban en el patio, echaron a correr.
En este caso, la expresión “que estaban en el patio” es un
inciso explicativo que nos dice dónde estaban los niños que echaron a correr.
En cambio si escribimos: “Los niños que estaban en el patio
echaron a correr”, estamos afirmando, o determinando, que todos los niños que
estaban en el patio echaron a correr, o que sólo los niños que estaban en el
patio corrieron.
b) En algunos casos, cuando se omite el verbo se reemplaza
por coma. Por ejemplo: Manuel era simpático; Pedro, antipático. (se omitió el
verbo “era” en el segundo caso)
Punto y coma
Sirve para separar elementos de la oración que ya se
encuentran divididos internamente por comas.
Ejemplo:
Una semana después, la familia Silva seguía preocupada por el paradero de su
hija Sofía; no tenían noticias desde el 2 de abril; suponían, no obstante, que
el secuestro se había producido sin que mediara violencia porque la joven había
tenido tiempo de preparar su equipaje; en la habitación y ropa de abrigo.
Vean cómo los distintos colores marcan grandes divisiones posibles. A su vez,
en algunas de ellas vemos que se da el uso de comas, como cuando dice “suponían,
no obstante, que el secuestro…”. Para diferenciar, por un lado, las
separaciones más importantes y, por otro, las comas internas de un segmento,
utilizamos el punto y coma.
Una semana después, la
familia Silva seguía preocupada por el paradero de su hija Sofía; no tenían noticias desde el 2 de
abril; suponían, no
obstante, que el secuestro se había producido sin que mediara violencia porque
la joven había tenido tiempo de preparar su equipaje; en la habitación todo estaba
ordenado y sólo faltaban algunos objetos: el bolso que contenía los cosméticos,
libros y ropa de abrigo.
Punto
El punto separa oraciones cuando los pensamientos que ellas
contienen, aunque relacionados entre sí, no lo están de modo inmediato.
La diferencia entre el “punto” y el “punto y coma” es
sutilísima, cuestión de matiz. Tanto es así que encontraremos autores que
emplean “punto”, donde otros ponen “punto y coma” (Vean el ejemplo debajo).
Ejemplo:
Una semana después, la familia Silva seguía preocupada por el paradero de
su hija Sofía. No tenían noticias desde el 2 de abril. Suponían, no obstante,
que el secuestro se había producido sin que mediara violencia, porque la joven
había tenido tiempo de preparar su equipaje. En la habitación todo estaba
ordenado y sólo faltaban algunos objetos: el bolso que contenía los cosméticos,
libros y ropa de abrigo.
Dos puntos
Pueden utilizarse en tres situaciones básicas:
1) Enumeración de elementos incluidos en la frase anterior.
Ejemplos:
-
Tres nombres destacan en la poesía contemporánea: Juan Ramón Jiménez,
Antonio Machado y Federico García Lorca.
-
Tengo muchos gustos de helado preferidos: vainilla, chocolate, dulce de
leche…
2) Cuando la segunda frase es consecuencia de la primera.
Ejemplos:
-
Entonces Marcos tomó el veneno: murió en el acto.
3) Cuando queremos transcribir o citar lo dicho por otra persona.
Ejemplo:
-
Al entrar en la habitación, me dijo: “Acabo de llegar de Rosario…”
-
Cuando llegamos a la comisaría, el oficial nos gritó: “¡Ahora quédense
acá y no se muevan!”
Signos de admiración (¡!)
Indica
que la oración expresa sorpresa, asombro, alegría, súplica, mandato, deseo,
etc. Se escribe signo de admiración para indicar el principio y final de
una exclamación
Ejemplos:
¡Hace mucho frío!
¡Auxilio!
¡Por Dios!
¡Al fin!
¡Gracias por todo!
¡Mira qué hermoso paisaje!
Hay veces en que sólo una parte de la frase necesita signos de exclamación. Al
empezar y terminar una exclamación, cuando la exclamación es parte de una frase, se escribe así:
Ejemplos:
Hola, ¡qué linda te ves hoy!
Ya te lo dije, ¡dejame en paz!
Te lo quiero decir: ¡me encanta tu actitud!
¡Ahora nos mirás por encima del hombro!, el tiempo te cambió.
En las
exclamaciones consecutivas, no hay signos intermedios entre el cierre de la
primera exclamación y la apertura de la segunda.
Ejemplos:
¡No te quiero volver a ver! ¡No
vuelvas por acá!
¡Me da mucho gusto volverte a ver! ¡Es magnífico que tuvieras el tiempo para
venir!
Al
principio y final de las interjecciones: “¡ah!, ¡oh!, ¡ay!, ¡eh!”.
Al principio y al final de las apelaciones: “¡Oiga!,
¡Eh, che!, ¡Eh, usted!, ¡Eh, señorita!”.
Al principio y al
final de las invocaciones: “¡Ojalá!,
¡Dios quiera!”
Signos de interrogación (¿?)
Son signos ortográficos dobles que
se utilizan para indicar que un enunciado se transforma en una pregunta. Siempre
se debe escribir un signo de apertura en la parte izquierda del enunciado y uno
de cierre al final del mismo.
Ejemplos:
¿Qué hora es?
¿Por qué estás molesto? ¿Cuántos años tienes?
Juan, ¿desde cuándo vives en esa ciudad?
Los
signos de interrogación son signos dobles. Es decir, existe un
signo de apertura (¿) y otro de cierre (?). Se escriben pegados a la primera y
a la última letra de la expresión que enmarcan. Debe dejarse un espacio entre
las palabras que le preceden o lo siguen y también si lo que sigue es otro signo de interrogación.
Ejemplos:
¿Cómo te llamás? Creo que te conozco de algún lado.
¿Qué será lo que me espera en esa
ciudad? ¿Vivirá Juan todavía ahí?